domingo, 26 de agosto de 2012

Alfredo Veiravé



        La poesía de un hombre es veneno para otro hombre


Esta frase de Oscar Wilde que me dijo Francisco Madariaga es verdadera,
         porque toda la
         poesía aumenta el vino de la ira o de la violenta
         pasión, y el que la encuentra en el fondo del aljibe
o en la punta oscura del viento de la tormenta,
sabe que alguien canta en medio de la pesadilla. A despecho de los
engendros de la muerte o de los caminos que cruzan sus colores:
         Negro, como el ala del cuervo de Poe; amarillo, color pintado
         por los médicos-chamanes amazónicos en los pechos
         de las mulatas para distinguir su sexo; blanco ausente
         en los ojos de los ciegos de conocimientos; azul en otros ojos
como de porcelana holandesa; grabado a fuego en las aguas más antiguas
a contramarcha de la historia de la imaginación, entre los extravertidos
o los dueños del circo empobrecido por mudanzas continuas, la poesía
         crea
un pequeño irupé de mieles que alimentan al colibrí de los sonidos.
Diría que esa miel, es veneno para otros hombres.
Pero ¿acaso del mismo ofidio no se extrae el contraveneno? Esa poética es la que
urge a unos y distrae a otros, porque la savia del mismo árbol de la vida,
sirve para curar o matar aquellas ilusiones, estas conveniencias.
         Solamente el gran hechicero es capaz de cambiar sus caballos de ensueños
         y seguir respirando como si nada pasara. Solamente él es el único que sabe,
         sin ninguna lógica, dónde debe parar su energía,
en qué momento aparece la palabra fin, que a veces
no está como todos creen en el final sino en el principio de las cosas.



     Extraversión de la luciérnaga  según  un  cronista  del  Siglo XVI  y C. G. Jung


Del género de los Escarabajos es muy singular:
         de gran utilidad para los viajeros del monte impenetrable
         tiene cuerpo de avispa
         (no muy alta descalza cuando inicia esos strip-tease
         cotidianos), una antena de siete líneas de largo
         que usa como timón para gobernar su cuerpo y depósitos
en los ojos brillantes líquidos con los cuales se
puede leer de noche.
Con frecuencia carece de ideas, de pasiones,
de reposo y su desarrollo afectivo llega pronto a la madurez
mientras se pasea en bicicleta por el campus de la universidad.
         Aun cortadas las partes luminosas conserva por años enteros
la luz y sirven al mismo efecto.
Carece de pasiones hondas. Para ella el amor es preferencia,
         el odio desvío y los celos orgullo herido.
Su entusiasmo no se sostiene. Se inscribe en las carreras y
a mitad de camino se detiene. No cree: supone.
No es incrédula: no sabe. Se resiste a llevar a la práctica
conclusiones racionales.
         La propia casa es su invierno, la sociedad su verano.

Hoy la vi pasar como siempre fugaz y luminosa
y me dio un sonoro beso en la mejilla debajo de un sicomoro.



    Consideraciones sobre las oscuras golondrinas


Miss Len Howard ha descubierto que las golondrinas emigran
         de un almendro del valle de Sussex a un campanario
         de un pueblito de Corrientes,
del estado de Minnesota a la casa del Greco
         en Toledo,
que avanzan por un deseo de orientación inexplicable
y en cada una de las estaciones desovan, nos envían
         postales desde Brujas, evocan
distintos lugares y después
         naturalmente
se transforman en recuerdos o fantasías eróticas.

Inexplicablemente algunos enamorados se apoyan en el balcón
y se preguntan siempre de la misma manera:
         ¿volverán las oscuras golondrinas?



     Madame Bovary

 


Emma te equivocaste
         cuando saliste de tu casa en un carruaje con grandes
         ruedas que corrían hacia atrás como en las películas
                                                        del Oeste
porque tu soledad era algo que debía ser solamente tuyo
y porque era fatal que
         nadie te comprendiera en ese pueblo de provincias
ni siquiera tu marido
         el pobre hombre gris herido de tu amor
Bueno, no me hables ahora de tus taquicardias
         o de los vestidos con enaguas y encajes
déjame explicarte
         que me conduelo solamente
porque te persiguen furiosamente
         los vecinos ineptos en el juego
de tu corazón virgen
         y tu siglo era un cambio
         lentamente mirado a través de las celosías
de la villa
         más bien ponte el anillo o los collares de los hippies
y piensa en Carnaby Street en como lograr la infidelidad
         sin que tengas que recurrir a tu conciencia
                   de pobre muchacha provinciana
Yo pienso que buscabas saber solamente
         cómo te desnudarían los otros
                   y estos otro cretinos te traicionaron
                                                        Emma
Dame la mano no llores más
         quédate en silencio
y escuchemos juntos estos discos de los Beatles.



      Datos biográficos de una autor desconocido


Los historiadores del futuro pasarán largas
         horas encerrados en sus laboratorios
pidiéndoles a las máquinas y computadoras que respondan
         a las tarjetas del programa
sobre algunos datos que no consigan
         las biografías o el testimonio de algunos testigos
veraces ya muertos en el siglo XX
         bueno, esos curiosos que quisieron saber
quién y cómo provocó estos poemas
         estos pequeños núcleos de palabras girando
en sistemas ptolomeicos alrededor de un átomo desintegrado
         si hubo dirán los sabios alguna persona de nombre
         frecuente en los santorales
y se orientarán a tientas hacia la incierta posibilidad de que fuera
                                                                           una mujer
la que provocaba ciertos sobresaltos
         en su corazón cuando pasaba frente a su casa
¿y acaso, su corazón no era una mansión cerrada?
Yo les diría sonriendo bueno señores no se me quemen más las pestañas
¿qué sentido tiene que la haya inventado yo
         o que por el contrario ella existiera cómodamente
en uno de esos frisos tallados en la piedra
por los brujos de la tribu?
Lo único importante es que no vuelvan a destruir la biblioteca de
                                                                  Alejandría.