(...)
¿Ves
esa niebla que anda como desprendiéndose del río, la ves ahora, casi rodando el
suelo, acariciante y huidiza sobre los pajonales secos, amarilleado por la
escarcha de un otoño desmedido? Son nubes, nubes que han bajado, cansadas de
tanto movimiento puro, sin apoyo, deseosas de sentir la solidez tozuda de la
tierra, su beso opaco.
(...)
Y
llegó
el
silencio de la tarde
azul
morado
rojo
Vino
hacia el río
hacia
la quieta
y
oscura
majestad
del agua
vino
hasta los árboles
hasta
el puente
cayó
sobre los barcos
se
tendió en las islas
se
difundió en el aire
pesada
ahora
casi
violeta
sin
humo
sin
una nube
Un
barco cruzó
rezando
el agua
Luego
el
silencio de la tarde
entró
en mi corazón
desolado.
En esta ciudad
En
esta ciudad
he
visto reunirse muchos hombres
para
homenajear
para
celebrar
para
cumplir con los ritos de la muerte
o
festejar un nacimiento
En
esta ciudad
he
visto hombres solitarios
he
visto prisioneros
he
visto héroes ferozmente maltratados
No
es cierto
que
vivamos aquí
apenas
sobre la cáscara del mundo
Todos
los sucesos
las
diversiones extremas
las
más extremas tristezas
están
aquí
y
para todos
Equivocadamente
mis amigos
hablan
de una experiencia extraña
hablan
de aventura
hablan
de países en los que todo sucede
Equivocadamente
mis amigos
hablan
de una experiencia extraña
hablan
de aventuras
hablan
de países en los que todo sucede
Equivocadamente
hablan
de una comunión de libres
de
un amor
de
una pasión
iluminada
para siempre
Estatuas
caídas habrá en el paraíso
luces
ciegas también en el reino de los cielos
ojos
marchitos
sillas
desfondadas
ceniza
vertida por el suelo
botellas
rotas
Fluye
tu corazón
y
fluye el río
Un ejercicio de retórica
Un
ejercicio de retórica
de
pronto adquiere un aire fundamental
Se
empieza siempre como jugando
y
se termina
con
los ojos fuera de las órbitas
Yo
no sé cuál es el verdadero camino
los
he intentado a todos
Sin
embargo la sorpresa
irrumpe
a veces
por
la mañana
cuando
recibo el fresco
en
mi patio de mosaicos rojos
cuando
enfurezco
alérgico
y lloroso
sobre
el filo mismo
del
año que cambia
cuando
la depresión
de
una noche sin sueño
hunde
mi pobre corazón
en
el desgano
El
comienzo es casi siempre
un
juego inofensivo
sobre
la hoja blanca
que
no dice nada
pero
espera
y
silenciosamente atrae
como
las aguas del río
Uno
no sabe casi nada
pero
espera
secretamente
con
una confianza que le permite soportar
toda
la intemperie del mundo
Uno
cree
(tiene
razones para ello)
que
la sorpresa llegará
que
cada cosa tomará sentido
sólo
por ese instante de fuego
por
ese minuto que sin decirlo
aguarda
tembloroso
como
la novia
la
noche de la boda
Todo vuelve otra vez
Todo
vuelve otra vez
todo
inicia en la luz
su
juego claro
Ojos
cayendo sobre el río
un
ombú solitario
el
recuerdo
desgarrando
la palabra
Parte
de esta savia soy
de
esta desazón soy parte
Dylan
Thomas
auxíliame
por Dios
Dylan
maestro
de alcoholes
y
de fuegos
estoy
perdido
no
encuentro ahora
en
esta tarde de domingo
más
que un cielo de cine
una
caída triste
un
desierto constante
Dylan
auxíliame
por Dios
El
mundo no es para mí
Álamos
agudos
álamos
¿Me
moriré quizá
en
un domingo tan viudo
como
éste?