Los Orientales
“Los
orientales
no
se doblegan
...............................
...............................”
(copla)
Sordo
era el
silencio de la 18 de Julio cuando empezaron a apagarse
las últimas
luces y Nelson y tú perdieron a los botijas
nada más
estaba la
pareja de argentinos dando giros en el oscuro
las Fuerzas
de Seguridad y el sol de Carrasco a las 19 yéndose
Cómo te
vestías de justo porque los señores
de Sally ya
habían emigrado, y no la amabas...
Faltaban
cigarrillos; Walter, Franklin
conocían
porteños y fumaban
en Colonia,
a la llegada del vapor, en tanto
el país se
vaciaba y fuera de las colas
apenas se
veían lustrabotas, y nadie
compra tu
amor que se devaluaba como el peso Los
turistas
te miraban
fascinados y enamorándose de ti
querían
llevarte a Río, a San Isidro
pero
siempre desaparecían del hotel una hora antes
y qué
sentido tenía vagar por el embarcadero y despedirlos:
hacían bay
bay con una mano y se reían
y te
preguntaban por los topos, en el Carnaval de Ciudad Vieja
entre los
negros descoloridos, con fastidio
Sólo
pensaban en el sexo sexo sexo Líber,
Derby
desde los
hoteles de Retiro escribían a las familias y buscaban
en medio de
la noche otros muchachos que los llevaban a vivir
por una
hora o dos y los abandonaban
después de
darles de drogar
y caminaban
por calles interminables donde se olía
el ácido
del río.
Canción de amor para los nazis en Baviera
Marlene
Dietrich
cantaba en
Londres una canción entre la guerra:
Oh
no no no es cierto que me quieras
Oh
no no no es cierto que me quieras
Sólo
quieres a tu padre, Nelson, que murió en Trafalgar
y ese amor
es sospechoso, Nelson
porque tu
papá
era nazi!
Era el
apogeo de la aliadofilia
debajo de
las mesas aplastábamos soldados alemanes
pero yo
estaba sentada junto a ti, Nelson
que eras un
agente nazi
Y me dabas
puntapiés
Oh
no no no es cierto que me quieras
Ay
ay ay me dabas puntapiés
Ceremoniosamente
me pedías perdón
pasabas una
estola de visón sobre mis hombras
y nos
íbamos a hacer
el amor en
mi bohardilla
pero tú
descubrías a ana Frank en los huecos
y la
cremabas, Nelson, oh
Oh
no no no es cierto que me quieras
Ay
ay ay me dabas puntapiés
Heil
heil heil eres un agente nazi
Más acá o
más allá de esta historieta
estaba tu
pistola de soldado de Rommel
ardiendo
como arena en el desierto
un camello
extenuado que llegaba al oasis
de mi orto
u ocaso crepúsculo que me languidecía
y yo sentía
el movimiento de tu svástica en las tripas
oh oh oh
El cadáver
Por qué no
entré por el pasillo?
Qué tenía
que hacer en esa noche
a las
20.25, hora en que ella entró,
por
Casanova
donde rueda
el rodete?
entre
casillas de ojos viscosos,
de piel
fina
y esas
manchitas en la cara
que
aparecieron cuando ella, eh
por un
alfiler que dejó su peluquera,
empezó a
pudrirse, eh
por una
hebilla de su pelo
en la
memoria de su pueblo
Y
si ella
se empezara
a desvanecer, digamos
a
deshacerse
qué diré
del pasillo, entonces?
Por qué no?
entre
cervatillo de ojos pringosos,
y
anhelantes
agazapados
en las chapas, torvos
dulces en
su melosidad de peronistas
si ese
tubo?
Y qué de su
cureña y dos millones
de personas
detrás
con paso
lento
cuando las
20.25 se paraban las radios
yo
negándome a entrar
por el
pasillo
reticente
acaso?
como digna?
Por él,
por sus
agitados ademanes
de miseria
ente su
cuerpo y el cuerpo yacente
de Eva,
hurtado luego,
depositado
en Punto del Este
o en Italia
o en el
seno del río
Y la
historia de los veinticinco cajones
Vamos, no
juegues con ella, con su muerte
déjame
pasar, no ves que ya está muerta!
Y qué había
en el fondo de esos pasillo
sino su
olor a orquídeas descompuestas,
a mortajas,
arañazos
del embalsamador en los tejidos
Y si no nos
tomáramos tan a pecho su muerte, digo?
si no nos
riéramos entre las colas
de los
pasillos y las bolas
las olas
donde nosotras
no quisimos
entrar
en esa
noche de veinte horas
en la
inmortalidad
donde ella
entraba
por ese
pasillo con olor a flores viejas
y perfumes
chillones
esa deseada
sordidez
nosotras
siguiéndola
detrás de la cureña?
entre la
multitud
que emergía
desde las bocas de los pasillos
donde voces
de pánico
Y yo le
pregunté si eso era una manifestación o un entierro
Un
entierro, me dijo
entonces
vendría solo
ya que yo
no quería entrar por el pasillo
para ver a
sus patas en la mesa de luz,
despabilando
Acaso pensé
en la manicura
que le
aplicó el esmalte Revlon?
O en las
miradas de las muchachas comunistas,
húmedas sí,
pero ya hartas
de tanta
pérdida de tiempo:
ellas
hubieran entrado por el pasillo de inmediato
y no se
hubieran quedado vagando por las adyacencias
temiendo la
mirada de un dios ciego
Una actriz
–así dicen-
que se fue
de Los Toldos con un cantor de tangos
conoce en
un temblor al General, lo seduce
ella con
sus manera de princesa ordinaria
por un
largo pasillo
muerta ya
Y yo
por temor a
un olvido
intrascendente,
a un hurto
debo
negarme a seguir su cureña por las plazas?
a
empalagarme con la transparencia de su cuerpo?
a entrar,
vamos por ese pasillo donde muere
en su
féretro?
Si él no me
hubiera dicho entonces que está solo,
que un
amigo mayor le plancha las camisas
y que
precisaría, vamos, una ayuda
allá, en
San Isidro
donde los
terrenos son más baratos que la vida
lotes
precarios, sí, anegadizos
cerca de
San Vicente (ella
no toleraba
viajar a San Vicente
quiso
escapar de la comitiva más de una vez
y Pocho la
retuvo tomándola del brazo)
Ese deseo
de no morir?
es cierto?
en lugar de
quedarse ahí
en ese
pasillo
entre sus
fauces amarillas y halitosas
en su dolor
de despertar
ahí, donde
reposa,
robada
luego,
oculta en
un arcón marino,
en los
galeones de la bahía de tortuga
(hundidos)
Como en un
juego, ya
es que no
quiero entrar a esa sombría
convalecencia,
umbría
-en los
tobillo carbonizados
que guarda
su hermana en una marmita de cristal-
para no
perder la honra, ahí
en ese
pasillo
la dudosa
bondad
en ese
entierro
La raya
Hacer de
raya espiralado ruedo? de
vestido, sombrero?
piso, hamaca?
cuando ésta
se termine cuando acabe rempezar rempujar
rellenar
enllenar
cuando ésta
crepe, espiralar la raya? el firulete?
llovía y te ofrecí
Hacer de
hueco encarnizado cerro?
cuando rota
la lente estalle el ojo miro
lo desmirado
tullir la opaca bota cuando empiece la lluvia,
el ofrecí
estuve
entonces? cuándo? cuando vuelva
de
vuelta darle vuelta
Juan a ser
Pedro, Pedro a ser Cristina
qué voz,
qué yeite, qué encorvado cuello ofrecerá
la lluvia
cuando el mambo
hacer de
torpe pie tullidas alas?
si
acaso el dulce novio, cuando regrese, hallare
violada madre violentada esposa
“el bueno, dicen, no es demasiado
bello”
roto
libro?
dar
dado lo tenido? comprar vendidos
pastos?
Si
prendido el aro gime la triste
oveja
apalabrar en rejas de entusiasmo senil,
de antigua curva?
Si,
pasado el Danubio, ya no restara tibia agua
despertar a los presos en la
noche llevando sucia sábana?
así
vestido?
Cuando
ésta recomience, ser abandonado por ella?
ser roído, mordido por sus
fauces?
cuando
llamen, nos estarán golpeando?
de
terco hijo, espiralado padre?
Made in USA
Mientras
John Bolson tocaba el saxo en Minessota,
tras separarse de Ben y Tom Galloti,
en la estación de Cincinatti,
Canción de Cuna en Iowa:
“Vamos Betty Bop con esos mohínes de
canalla
reina de lataen el aguantadero de los
negros...”
Qué no era
lujo en esa joya trabajada?
en ese cuerpo de tediosa anguilidad?
esas
chinelas de terciopelo donde tomaban sus largos dedos
recamados
tocando el
piano de la siesta
enrollando
el collar en las gargantas de los tigres
a los que
fuertes pechos...?
oponer...? Oh poner
el abdomen
de Bop con marcas de zapatos azules con restos de
barro de las acequias con briznas de
pasto de las praderas
con
,y Bob
Orton acariciaba sus nalguilas quietas y blandas como
medusas y pelusa de los pezones, las plumas
de pavorreal
en derredor del mosquitero
y pegaba
una bala?
y huía en
su motoneta enloquecida?