no temas, me dijo
la piedra se vuelca en un rosal,
hueles a piedra reventada
de la madre del padre
de la madre
la imaginación es un pozo
de agua blanca
Lo feo es pecado,
nunca anocheció.
a Gerardo
a los treinta años
la casa es un túnel
silencioso
no como un nadador
la balsa
que espesa el tiempo
del viento
delgado
das las
ostras calientes del invernadero
a los
treinta años
el pueblo
entero
es un ataúd
un trapo
afilado
golpea el
corazón
El sentido
de la cueva
festejemos
dioses
griegos.
todos velan
esta noche a un desconocido
doce años
en los cabello
o tal vez
quince en los pechos
sin
lágrimas como un gato
cesa de
bendecir
el cruce de
los labios
como un
puerto inabordable
y la
certeza de que algo inmóvil
guiará los
próximos gestos tapiados:
el sur de
las catedrales
maldito
seas, cerebro
el plan era
ahogarte
la selva
es un
dominio del corazón
la espuma y
la seda desean encontrarse
se abren
los caminos nevados
se baten
las palmas
para
despertar viejos sueños
un puñado
de visiones asciende
como si la
vida
recogiera
los deseos de un desconocido