jueves, 30 de agosto de 2012

Sergio Mauricio Kiesielewsky


           Epílogo


Ojos sobre la ventanilla de la noche
volver siempre por el mismo camino aterrado de paredes.
La mujer que dormita en el último asiento sin luz,
volver del trabajo recordando una vida,
un ruido de sal que atormenta
unos cabellos estremecidos por última vez.
La mujer lejos del sitio de la valija
con los párpados tan parecidos
a los viejos cordones que esperan el sonido de las canaletas,
la muchacha de la frent con la luz en sus grietas
y las manos a medio volar.



        El hombre y la fogata


De las lunas dobladas por los incendios
surgió el hombre, miró su época
vió los hijos triturados por la estupidez y dijo
Estoy aturdido, contemplo el verde quemado de las pavas
la brisa contundente de mi infancia
(la escena transcurría en un baldío alejado del pueblo)
me lastiman los bravos perros que no entendí,
la humareda inútil de las tertulias,
estoy convencido de pocas cosas
las suficientes para que no resbalemos demasiado,
la certidumbre que no marca el reloj
ni el aplauso gris de las sirenas.
La noche comenzó a torcer  su bufanda
su corazón con la necesaria fiebre se fue hinchando
con un parpadeo de cascabel apagado y dijo
Los motivos quizás serán la cobardía
un solo plato en el armario
o el ímpetu que dobló sin despedirse.
El hombre salivó sin proponérselo
descendiendo donde la luna (como otras veces)
no llegaba

Fue el bulto más difícil en la fogata.






       IX


Escribo sobre la lengua atroz
llevo los collares de un perro perdido
alguien lleva música de satélites
alguien se apaga,
hay un sitio donde el perro muerde mi infancia.
Hay un sendero que lleva a los hermanos del brazo
compran cigarros a papá,
los hermanos no vuelven
han cerrado la puerta del tiempo y no traen el mandado.
El perro como la herida
reparte pedazos al mudo vecindario.
Alguien escucha la vibración de un espejo
vuelve a fumar
piensa en una mujer como en un traje de luces
el traje brilla
le acompaña
el traje atraviesa el film “Pieza inconclusa para piano mecánico”
el traje brilla, te abandona
es sólo un bello traje en tu mundo de espacios rotos
es una mujer que no conoce a tu perro
no conoce la herida.



         Canción


la vecina riega las plantas
                                      y mira
sus piernas marean la calle
y todo pájaro ando por su jardín

por las tardes
abre el portón
                      y riega

las comadres alardean
de sus aromas extraños

(ni siquiera sabe de mi ventana)

a medianoche
su cuerpo avanza sobre la túnica
y su rostro es agua que dá.



       Ritual

A Víctor Minsburg

el muchacho no tiene rostro a la hora del té
la madre encuentra su taza preferida
la ropa de mayo
y el pañuelo

“come hijo”
y sólo la brisa contesta
cuando la silla
                   (inmóvil)
tiene una forma particular
de sufrir.