domingo, 26 de agosto de 2012

Diana Bellesi




     Mirando a Felicita lavar la ropa


Flamea  un aro de golondrinas en el cielo,
y el azul,
el púrpura delicado,
anuncian un día de fiesta
para mañana.
Sobre las escaleras del muelle,
como ramos de caña de ámbar,
reposa la ropa lavada.



(...)


Daca noche persigo un sueño como a un ciervo
en la pradera. Como a él, apenas lo imagino;
o veo un ojo, el delicado filo de la cornamenta,
el flanco rojo que refulge y se pierde entre
los pastos del sudán.
Pero entonces apareció entero, sobre el muro de
arena que bordea las lagunas. La luna en el agua
lo volvía nítido contra el cielo.
Ella detrás, me miraba.
Empezó a cantar una canción. Rendida de
amor, y de terror, supe que su voz creaba
la mitad secreta del mundo.
(...)


La memoria:
                   ¿territorio?
                   cuya migaja heredé?
-He perdido la memoria.
Una aurora boreal se expande
en la seda oscura.



(...)


Con la voz en bandolera
mi padre cuenta:
                            ellos inventaron un país sin saberlo

                            Inventaron:

                            la manera de alzar los ojos,
                            el puño, el techo



     Como la momia de una niña de Paracas


Un sauce
se levanta en los fondos de la casa.
Los años van pudriéndole la base
y muestra un hueco
donde se deshace la madera
volviéndose hongos, hilachas.
Podría entrar allí y encogerme
para dormir
como la momia de una niña de Paracas.
Solito
se muere el árbol. Navegando
el insondable viaje de la tierra.