jueves, 30 de agosto de 2012

Domingo Arcomano


          Ellas vuelven


No porque la sospecha de lo posible
anide
como aire necesario
abandono esta tristeza
que ahuyenta
esta certeza
de lo que queda extinguiéndose
lo que creyó de nosotros
algo escrito una palabra
inasible
que suscitará lugares referencias ocasiones
de alguien que odiará en silenco
por habernos amado
mientras nos costaba vivir
sabiendo
que hablará de nosotros
y nos echará de la boca
o ávidamente del sueño
instalando el mundo
en lo que no hemos sido
en lo que no debe recordarse
y no hemos sido.



         Película de una película


Algo visto, un lugar
para mirar
hasta hoy
en los momentos de ocio.
Así se desprende
cada acto,
como escamas
de una mariposa en los dedos
negada a la muerte
perdonada sin culpas:
como una película perdida.



          La otra mujer


Como semilla que nunca florece
este cuerpo contenido en otro cuerpo
         real necesario
el verdadero fruto
del deseo de la mente.
¿Esterilidad y traición
el fruto que no nace?:
Astucia del cuerpo
en el torbellino
de otra mente.



        Los muchachos de la época


No se puede medir
ese tiempo
desde el plácido lugar
de los muchachos de la época.
Alguna vez
fueron un hilo
lanzado al azar
enlazado con cierta pasión
las figuras de la época.
Hoy destejen hacia atrás abandonando los hilos
a las babas del viento
sin drama
sin un drama nuevo
que vivir
sin un drama nuevo
que admirar
absortos.



      Último Caín


Tu único ejercicio matinal
consiste
en mantener
las formas del comienzo
hasta que el tiempo
disculpe un pliegue
una sonrisa el aplazo
mientras
sin mucho esfuerzo
buscas comprensión.