Ahora
que tanta gente llama por teléfono
y
tengo invitaciones saludos en la orilla del camino
he
dejado de ser la presa mayor en una cacería que
después
de todo
protagonizaba
he
dejado de ser trágica
a
veces soy definitiva
con
la edad, simplemente, estoy cada vez más enojada
Las
décadas no han pasado
yo
camino sola en la luz de la tarde
en
las vidas paralelas de los hombres que he tocado
soy
el gran escenario y el mayor espectáculo
nadie
cree en la desesperación de los inteligentes
ni
en los pactos
en
los que siempre pierden los lúcidos
la
luz que ahuyenta los visitantes nocturnos
y
alimenta los signos de la vida
seguirá
encendiéndose en otro lugar
rodeada
de universos en tragedia ineluctable
en
tragedia coyuntural en tragedia analfabeta
rodeada
de mundos en rítmicos caminos hacia la desdicha
he
logrado una zona
en
la que mi animal sigue a salvo
hablo
a unos pocos muertos hablo de mi vida
en
mis sueños mendigan los cuerpos que perdí
y
casi no tengo compañía para compartir mármoles funerarios
no
necesito la trampa de mitos menores
me
basta nuestra propia lucidez
y
nuestra permanente tristeza
que
no tiene nombre de persona sino de ciudad
pueden
borrarse las huellas
matar
la mano que escribió aquellos poemas
caer
en la cátedra y la impostación
pero
yo que tengo memoria de piedra y corazón
de trapo
sé
dónde cuándo y de quién me despedí
He perdido país padres y hombres
ya
nada puede exigirme silencio
ni
pedirme pulcritud en la evidencia
ha
pagado con tiempo y muerte