domingo, 26 de agosto de 2012

Juana Bignozzi



Ahora que tanta gente llama por teléfono
y tengo invitaciones saludos en la orilla del camino
he dejado de ser la presa mayor en una cacería que
después de todo
protagonizaba
he dejado de ser trágica
a veces soy definitiva
con la edad, simplemente, estoy cada vez más enojada






Las décadas no han pasado
yo camino sola en la luz de la tarde
en las vidas paralelas de los hombres que he tocado
soy el gran escenario y el mayor espectáculo

nadie cree en la desesperación de los inteligentes
ni en los pactos
en los que siempre pierden los lúcidos

la luz que ahuyenta los visitantes nocturnos
y alimenta los signos de la vida
seguirá encendiéndose en otro lugar









rodeada de universos en tragedia ineluctable
en tragedia coyuntural en tragedia analfabeta
rodeada de mundos en rítmicos caminos hacia la desdicha
he logrado una zona
en la que mi animal sigue a salvo
hablo a unos pocos muertos hablo de mi vida
en mis sueños mendigan los cuerpos que perdí
y casi no tengo compañía para compartir mármoles funerarios
no necesito la trampa de mitos menores
me basta nuestra propia lucidez
y nuestra permanente tristeza
que no tiene nombre de persona sino de ciudad

pueden borrarse las huellas
matar la mano que escribió aquellos poemas
caer en la cátedra y la impostación
pero yo que tengo memoria de piedra  y corazón de trapo
sé dónde cuándo y de quién me despedí

He perdido país padres y hombres
ya nada puede exigirme silencio
ni pedirme pulcritud en la evidencia
ha pagado con tiempo y muerte