En la ventana
Los
patos, al amanecer, se van. En vuelo
despiden
el agua, la escarcha, el musgo.
Los
patos son como peces tranquilos
que
no creen en el anzuelo; son patos,
solos,
y sólo saben de la escopeta que mira:
por
eso vuelan hacia ninguna parte, por eso
golpean,
como a una puerta, el aire.
Soledades
Es
confuso lo que uno podría ser
para
otro cuando uno no conoce
aquello
que oscuramente quiere,
pero
sabe que lo perderá; como algo
que
no está sino en uno, que hace daño,
pero
como uno se hace daño a sí mismo;
que
humilla y da miedo. Un miedo
que
parece una pregunta de inicio
y
despedida; mejor: un permanente adiós.
Es
confuso; después uno vive la vida
lleno
de miedo ante su piel, un miedo
de
murciélago solo encerrado en una casa
de
luces, un miedo como una mancha oscura,
otro.
Y
pasa el tiempo y de a poco uno
va
cambiando palabras intranscendentes
o
palabras de búsqueda cada día, y
de
a poco quita los espejos, descuelga
los
cuadros quita los espejos, descuelga
los
cuadros, vende los muebles de la casa.
Con
las puertas arrancadas, las ventanas
abiertas,
agachado en un rincón lleno de frío,
uno
termina preguntando a uno ¿qué vio? ¿qué?
¿quién?
Sitio
Hice
bien.
Esta
noche tapé la jaula de los pájaros,
dejé
sin luz a los peces que dormían
cautivos
de un solo ojo, eché
por
la escalera, justo en su última vida,
al
gato.
Hice
todo bien.
Ahora
estoy solo y Billie Holiday me dice,
hamacándome,
la voz llena de pasto y agria,
un
cuento para dormir, un sueño. Ella
dice
y cuenta cosas que conozco, hamacándome
suave,
solos.
Ahora
amanece, es el día para siempre.
Me
hamaco. Estoy solo. Hice bien, todo bien.
Sola
Hace
que se arrastra, que camina, que vuela.
Que
está ciega y sorda y muda. Que no está.
Que
es otra.
Hace
de encerrada en un jardín, como sombra,
voz
sin nadie entre el olor malsano de las flores
y
los silbidos del viento; pero llama, se muerde,
parte
la lengua.
Hace,
rota, partida, nuestros días y noches:
como
novia, muerte, niña.
Prisioneros
Palabras
en el jardín y después pasos
y
voces. Desde la ventana veo un blanco,
una
pérgola, niños; niños sentados
que
se mueven sonámbulos, como niños.
(¿qué
dice la voz opaca cuando mira?
¿niños?
¿figuras? ¿ilusión de ver
no
lo que se mira o sólo lo mirado?)
Oquedad
y manto entre niños que ríen
bajo
una pérgola, mientras baja el días
y
la tristeza asoma allí, clac clac
allí,
donde la mirada ve y mira
en
la mirada ¿qué presencia?
Sonámbulos
están remendando la luz ciega
hacia
otra orilla, otra selva, otro
mundo
que es el mismo que miro
y
ellos mirarán
desde la ventana
detrás
de
este vidrio oscuro y empañado
por
mi aliento, la soledad, el frío.