Gotán
Esa mujer se parecía a la palabra
nunca,
desde la nuca le subía un encanto
particular,
una especia de olvido donde guardar
los ojos,
esa mujer se me instalaba en el
costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba
atención
pero ella invadía como el amor,
como la noche,
las últimas señales que hice para
el otoño
se acostaron tranquilas bajo el
oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos
secos,
caían a pedazos la furia, la
tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la
soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un
condenado,
con un cuchillo brusco me maté,
voy a pasar toda la muerte tendido
con su nombre,
él moverá mi boca por la última
vez.
Anclao en París
Al que extraño es al viejo león del zoo,
siempre tomábamos café en el Bois
de Boulogne,
me contaba sus aventuras en
Rhodesia del Sur
pero mentía, era evidente que nunca
se había movido del Sahara.
De todos modos me encantaban su
elegancia,
su manera de encogerse de hombros
ante las pequeñeces de la vida,
miraba a los franceses por la
ventana del café
y decía “los idiotas hacen hijos”.
Los dos o tres cazadores ingleses
que se había comido
le provocaban malos recuerdos y aún
melancolía,
“las cosas que uno hace para vivir”
reflexionaba
mirándose la melena en el espejo
del café.
Sí, lo extraño mucho,
nunca pagaba la consumición,
pero indicaba la propina a dejar
y los mozos lo saludaban con
especial deferencia.
Nos despedíamos a la orilla del
crepúsculo,
él regresaba a son bureau, como
decía,
no sin antes advertirme con una
pata en mi hombro
“ten cuidado, hijo mío, con el
París nocturno”.
Lo extraño mucho verdaderamente,
sus ojos se llenaban a veces de
desierto
paro sabía callar como un hermano
cuando emocionado, emocionado,
yo le hablaba de Carlitos Gardel.
Otras preguntas
¿a quién debería yo en el país del vino?
¿a quién encontraría qué rostros o
qué rostro?
¿el ingeniero que se perdió en el
mar hace cuarenta máquinas?
¿la burra de dylan thomas?
¿tu cuerpo deseado amado
inesperado? ¿qué cuerpo encontraría
consumido abrasado por la noche
como una larga burra
haciendo ruido a máquinas a mar?
quién sabe cómo es eso pero hace
diez siglos
leif ericson fundaba el país del
vino vikingo eructador
medio bestia también fornicaba
debajo de la gloria del cielo
y ustedes miserables ocultan en un
cuarto su pálido final
refugian en las sombras sus cuerpos
como burras sin leche
sí
algo cambió en el mundo y tu cuerpo
es extraño como cuarenta máquinas
y el ingeniero que se perdió en el
mar
brilló fosforescente como leif
ericson cuando hace diez siglos
clavaba a una mujer contra la
tierra
y la tierra adquiría el color de
sus cuerpos
y tu cuerpo era el único país donde
me derrotaban
Viajes
“oh lindo oh lindo” iba cantando
la cabeza del borracho de Old Park
mientras giraba por el cielo
mientras giraba por el cielo
por la ranura de la nuca
se le caían varios jamases
uno parecía un camello
se puso a andar sobre las barbas
de dos o tres santos flamígeros
otro era el sur cuando llovía
sobre la infancia de Callaghan
“oh lindo oh lindo” iba cantando
la cabeza del irlandés
del mayor nunca así caído
se fue formando una mujer
que planeaba sobre Olg Park
con un pecho tapaba al sol
con otro tapaba a la luna
ao golpeaba las ventanas
y los ponía melancólicos
y no los dejaba comer
y no dormía tristes tristes
y tanto engordaron a la
melancolía de la zona
que terminó estallando dando
furiosos perros a la cara
que también mordían el hígado
ensuciaban los lechos nupciales
o la Municipalidad
tan conservada tan conservada
“oh lindo oh lindo” iba cantando
la cabeza de Callaghan.
cuando los melan cólicos
terminaron de amarse a sí mismos
vino el mayor de los desastres
acaecidos en Old Park
llovió mujeres todo un año
mujeres llenas de mujeres
mujeres mujeres mujeres
que croaban como ranitas
en el silencio de la alcoba
saltaban de la cerveza o
se metían en los pañuelos
y no se querían podrir
en la memoria en el olvido
en el concierto de la edad
con tanta música podrida
hasta que al fin salió la luna
apareció otra vez el sol
esta es la historia del borracho
que se partió la nuca contra
la persiana que le bajaron
y afuera estaba el bello día
se le cayeron los jamases
y se fue al cielo en un camello
pero en realidad parecía
una calor de la mañana
una fulgor de cuerpo amado
una color de juventud
una fermosa mariposa
y una cabez de Callaghan
“oh lindo oh lindo” iba cantando
la cabeza de Callaghan
Argelia
ah dueños de la cólera del miedo y la venganza
y de la borrachera del amor absoluto
y de los horizontes quietos en la esperanza
y de todo lo vivo de todo lo que muere
qué bellos iban solos al frente de batalla
y con la compañía de un pueblo de congojas
y cómo manejaban sus dudas sus cansancios
y cómo levantaban una pregunta roja
como sus dos derrotas de ayer y de mañana
y cómo renacían y como renacían
ah pueblos bellos solos pero no solos únicos
y dueños de la cólera del miedo y la venganza
y pueblos bellos solos como mujeres húmedas
quietos entre horizontes como una esperanza
la noche es dura y larga aquí toca sufrir
y medir y parir monstruos de la ternura
y almenar los testículos para sobrevivir
ah pueblos bellos solos la noche es larga y dura
ahora tiene el aroma de húmedas mujeres
cortadas a pedazos en Argelia la dura
sus pedazos violentos duran como paredes
donde duran las frases del odio y la ternura
argelia tiene huesos podridos bajo tierra
que crecerán en huesos y pedazos violentos
que a lo mejor perdonan algún día algún día
y entre los tiros últimos y las últimas cóleras
y los últimos miedos en el cajón del África
reventados y duros y largos bellos solos
se acostaban de nuevo los rostros de Rimbaud
(...)
cada vez que paso por rue des arts y abril
hay un olor a cigarrillos “fontanares”
fumados detrás del paredón
agachado debajo del cielo
con las manos como pagoda nerviosa
abrigando la brasa pálida contra la luz del día
a cada vez que paso por la rue des arts
veo a ana en el campito detrás del paredón
con sus ojos llenos de abril
de amistades furiosas
de color avellana violeta
ojos llenos de peces
algunos arden como soles
otros llueven
esos ojos
parecían dos árboles recién talados y tibios de pajaritos
que habían dejado apenas su madera
heredera de plumas
que sostenían el aire y nunca terminaban de caer
y alrededor de esos ojos
había un lago del mismo color que las perlas de mei-lan-fan
la favorita de mis miedos
las perlas que mei-lan-fan criaba en la cabeza
para que ciertas noches haya luz
como hoy
que paso por abril
con el alma doblada debajo del sobaco como los estudiantes del alma
por la ciudad sin ojos que no ven a ana
no ve sus pechos frescos que empiezan a asomar
y tiemblen como temblaban entonces
mis siete años de edad
turbados
por tanto clarín desnudo
tanta gloria
tanta desolación
tanta triste alegría
¿qué ser?
¡esos campos de nadie que naides se atrevía a oír!
¡esas primicias como miles de legiones
arrojadas contra uno!
¡esa belleza
conmigo adentro
sin victorias!
¡los carros
las mujeres
los hijos
arrastrados de un país a otro
de tu hermosura a mi agonía!
¡a todo ayer que pasará!
¿y cuando moverás tu bondad o tu desdén para venir a la rue des arts
donde una vez fumé “fontanares”
para retrasar a la muerte?